miércoles, 7 de mayo de 2008

Estrépito in crecendo. El hipertexto en la economía de la atención



Alguien podría pensar que hacer un blog es lanzar, como en la canción de The Police, un mensaje en una botella al mar. Que llegará el día en que llegue a Terranova, a Cabo Verde o a Yakarta y alguien la abrirá y la leerá, trasnportada por el milagro de la comunicación universal, por el azar de las corrientes del océano. Nada más lejos de la realidad. Lanzar un blog a la blogosfera, cuya densidad es ya inabarcalbe, no es lanzar una botella al mar para que sea mecida por el viento. Porque es tal la cantidad de ruido con el que competir que es como si ese mar estuviese lleno, a rebosar de botellas, convertido en un contenedor de vidrio inmenso en el que nosotros sólo colocamos otra en el montón.


El hipertexto, al contrario de otras formas de comunicación carísimas y de agilidad paquidérmica, como la escultura o el cine, es barato, instantáneo y ágil. Y muy pocos medios, sólo quizá la televisión a partir de los setenta- ochenta, puede presumir de un nivel de penetración entre sus usuarios comparable a Internet en los países industrializados. Esto provoca la intensificación y masificación del hipertexto, el atasco brutal que cualquiera puede experimentar al asomarse a blogger o a cualquier otro alojamiento de blogs y calcar uno tras otro. Es inabarcable. El océano, parecía increíble se ha congestionado.


La imagen superior está formada por círculos negros como este
que al multiplicarse sobre el lienzo blanco, congestiona la mirada, imposibilitando centrar la atención del espectador. Algo parecido intentamos perfilar con la metáfora del mar, lleno de botellas.
Este ejemplo nos vale para delimitar lo que se ha dado en llamar "economía de la atención", es decir, la capacidad de acaparar la mirada del público como valor de mercado más importante. Verdaderamente, los blogs que, por lo que sea, han logrado ser visibles, que han logrado que se escuche su voz en medio de la maraña hipertextual global (pienso en Regine Debatty, por ejemplo) se han convertido en escaparates cotizados. Y de ahí que el márketing sea undepartamento de entre los más importante de las grandes empresas.
Pruebe el lector a sintonizar con su receptor de radio un espacio vacío, una interferencia de ruido blanco, y lleve el sintonizador a su límite de volumen. Repita la operación con otras ocho o nueve radios, al límite de su capacidad. Luego, grite. Ahí tiene el problema de la economía de la atención.


lunes, 28 de abril de 2008

Sobre un inicio para la lectura hipertextual


En la última sesión presencial, a propósito de la cinta de Möbius, que no tiene principio ni final, llegamos tras larga discusión a concluir que la lectura hipertextual sí tiene principio. Comparte la característica de infinitud de su recorrido, pero tiene un inicio.

Creo que deberíamos matizar esta cuestión. La lectura del hipertexto tiene lo que podríamos llamar un "punto de ataque" al corpus indefinido del hipertexto. Un resquicio, un arañazo sobre su superficie desde el que empezamos la lectura. Es evidente que no podemos leer sincrónicamente un cuerpo infinito desde todas sus partes, necesitamos comenzar, de entre todos los segmentos posibles, por una lexia en concreto.

Por lo que el hipertexto tiene un inicio inmotivado, azaroso, "uno cualquiera" de entre múltiples posibles. Tiene un inicio indefectible en tanto dispositivo, en tanto artefacto, pero no en tanto a su propia lógica estructural.

El hipertexto tiene un inicio, de lo que carece es de un inicio concreto. Como si pudiésemos comenzar un libro sorteando sus páginas al azar, parando en una cualquiera, comenzando por un párrafo cualquiera y por una línea cualquiera.



lunes, 21 de abril de 2008

Tranqui, colega, el hipertexto es el culpable

Un nuevo ejemplo del concepto de texto cooperativo. Como caería en un texto apologético que tampoco tiene demasiado interés, y porque no necesitan demasiada presentación, me trabaré la lengua y me limitaré a decir que esta nueva conquista de la maraña del hipertexto se ubica en esa fábrica de ideas que gravita entorno a la mente de Julián Hernández, el grupo vigués Siniestro Total.

De todos será sabida la ironía y el labrado sentido del humor que plagan sus temas (para muestar un botón: "nada es lo mismo que nihilismo (bis) /¿usted no nada nada?/es que yo no traje traje") Pues ahora Siniestro deja la puerta abierta, le da la vuelta al micrófono como en aquel infame anuncio de teléfonos, y crea un apartado en su web ("dame una canción") cuya finalidad es llegar, mediante múltiples aportaciones libres, a una letra colectiva para un tema musical. A conformar de entre todos los textos recibidos, supongo que mediante un proceso de selección y filtrado que no aclaran, una letra, un texto frankensteiniano compuesto de múltiples fragmentos y aportaciones de autores diversos.

Redunda este ejemplo en ciertas características del hipertexto de las que ya hemos hablado: dilución de la figura del autor, maraña, erosión del sentido único, etc. etc.

Por si alguien quiere dejar su granito de arena a Julián, Soto, González y cía, aquí el link:
http://www.siniestrototal.com/cgibin/cancion.cgi

martes, 8 de abril de 2008

El concepto de orden y los perros pianistas


"Consideremos ahora el concepto de "orden", derivado de las ciencias de la vida. ¿Podemos dar una definición satisfactoria de este concepto? Hablamos de una ordenada disposición de objetos cuando cada objeto está en el lugar determinado por su relación con todos los demás. Así, el conjunto de objetos arrojados al azar en un cuarto de trastos viejos no presenta orden alguno, inversamente al de nuestra sala. De la misma manera, hablamos de una marcha ordenada de acontecimientos (Head) cuando cada suceso particular acontece en su momento preciso, en su lugar preciso, y en la forma precisa, pues todos los otros sucesos también tienen lugar en el lugar preciso, en el lugar preciso y en la forma precisa. Una marcha ordenada de sucesos es, por ejemplo, el movimiento de las teclas del piano cuando lo toca un pianista; tiene lugar, en cambio, una mera serie de sucesos, carentes de todo orden, cuando las teclas son movidas por un perro que corre sobre el teclado"
Koffka, Kurt, Principios de la psicología de la forma, Buenos Aires, Paidós, 1973, pág. 31



Partiendo de nuestra concepción general del hipertexto como una narración eminentemente desordenada, sin jerarquización de los acontecimientos, carente de principios indiciales, y de acuerdo con Koffka, el hipertexto se parecería formalmente al paso de un perro sobre el teclado de un piano. En este sentido, no es de nuevo nada ajeno a la adscripción de ciertas vanguardias, buscando la arriesgada entrada del azar en los principios estructurales de la obra de arte. Así, si la música se abrió al ruido y la pintura a la abstracción, se desarrolló, a partir de la narración lineal, el hipertexto.
De acuerdo a Koffka, la estructura ordenada lo está por una imbricación intrínseca relacional entre sus elementos compositivos, cada componente está ubicado en un lugar motivado y concreto, definido por la posición relativa del elemento en función de los demás. Es evidente que las ramificaciones hipertextuales no solo no funcionan así, sino que se oponen radicalmente a esta estructuración.
Koffka pensaba aquí en el principio de orden como principio clave de la teoría perceptiva de la Gestalt, pero en este sentido, podríamos convenir que el hipertexto se opone precisamente a esta noción de orden, de causa.
El hipertexto parece violentar todo cuanto define a la narración anterior: estructura, lectura, autor, jerarquía entre núcleo y catálisis...




domingo, 30 de marzo de 2008

Intrucións finais de cara á fin do seminario

Como dixo Oscar na súa bitácora, o que queda por facer é comentar tódalas entradas dos blogs dos outros compañeiros, facer algunha entrada máis a nivel individual e, para acabar, publicar conclusións finais que cotexar cos compañeiros nunha sesión final en abril. Eu non teño problema no día, o que si vos pediría por favor é que fose pola tarde. Graciñas.

domingo, 23 de marzo de 2008

De la retícula requeniana a la cinta de Möbius: sobre la descripción gráfica del hipertexto

Una de las cuestiones claves que planteábamos en el portafolio es la perfilación de los diferentes patrones de la narrativa hipertextual. Nos hacíamos eco, en una entrada anterior, de diagramas propuestos por Biancini para la definición gráfica de la narrativa hipertextual, en donde el sentido narrativo clásico estaba representado como una sucesión secuencial sencilla.


De esta forma, el diagrama de lo que estamos entendiendo como "narrativa tradicional" se delimita como una configuración rectilínea. Es cierto que así es, puesto que no existen opciones en cuanto al desarrollo del relato clásico; su sucesión de acontecimientos nucleares y/o catalíticos es unívoca y unidireccional. Pero podemos desde mi punto de vista incorporar la concepción de relato requeniana al diagrama propuesto por Biancini para llegar a otro tipo de configuración más operativa y completa.

En el análisis que practica González Requena en su Teoría del texto predomina una concepción trascendental y antropológica del relato. El trabajo de Lévi-Strauss y otros antropólogos estructuralistas confirma que ninguna sociedad humana ha prescindido del relato mítico. Ninguna. Y es en el relato, en su reflejo, donde comienza la generación del cosmos, "cosmos", en tanto espacio humano de sentido opuesto al "caos". Es precisamente en la estructura de férrea imbricación causal del relato mítico donde se originaría un espacio que el sujeto encuentre orientable y que suture su encuentro con lo real. El orden unívoco de la estructura mítica es radicalmente opuesta a lo azaroso de lo real, generador de la angustia lacaniano por excelencia. Es en la previsión, en la aniquilación de la entropía, en la generación, en definitiva, del "sentido" -en su acepción más densa- en donde radicaría la utilidad antropológica del relato:


"El llamado primitivo en ningún caso confunde la dimensión del mito con la de su experiencia cotidiana (...) no confunde nunca la verdad del mito con la objetividad de la realidad cotidiana. Por el contrario, parte del presupuesto de que, para su experiencia cotidiana pueda tener sentido, para que pueda ser verdadera, debe estar conformada sobre el modelo del mito -pues es en él, y no en el plano de lo empírico de lo cotidiano, donde reside la verdad, y con ella, el sentido" (González Requena, Jesús, Los tres reyes magos, Madrid, Akal, 2002, pág. 91)


Contradice por tanto Requena a las concepciones más apegadas al relato como hecho consustancial accidental. En palabras de Genette, el relato es un acto artificial, singular y problemático. Se reivindica aquí al sentido unidireccional de la narración clásica como un sistema de profunda importancia en la medida antrópica del mundo, en tanto traza una causalidad ejemplar y explicativa del azar de lo real.


Por tanto, más que trazar una línea, el relato clásico genera un diagrama mucho más complejo. Delimita todo un entramado reticular, un diagrama cartesiano orientable, previsible, cauterizador de la punzada de lo real, a la que se opone:



¿Cómo posicionar la propuesta hipertextual ante esta prespectiva antropológica del relato? Hemos consignado constantemente una palabra clave que enseguida sugiere la desmembración inherente al hipertexto: laberinto. Es decir, donde el relato clásico (el "texto, diría Requena) plantea un espacio orientado y orientable, el hipertexto plantea un espacio caótico, lleno de oquedades permeables, inconsistente en tanto discurso pragmático.



La narrativa hipertextual, por tanto, permutaría la retícula por el brochazo, el trayecto por el recoveco, el héroe por el lector.





Pero aún así no creo que el paralelismo entre el laberinto y el hipertexto sea demasiado acertada. En ambas estructuras se ofrece al lector la opción de "perderse". Pero mientras en la red hipertextual ese extravío de la senda rectilínea es posible, en el laberinto es indeseable. Pues en la estructura ludológica que plantea todo laberinto, la clave está en buscar la salida. En encontrar, de entre todas las opciones posibles, aquella que ofrece el trayecto correcto, desechando las demás. En la lógica laberíntica funciona constantemente el señuelo donde distraer al lector- usuario de la opción correcta.


El lector de un laberinto plantea, de forma parecida al videojuego, un relato individualizado; la historia de su propia fuga vicaria. No pocos relatos clásicos plantean el trayecto heroico como la salida de un laberinto. En buena lógica a lo anteriormente expuesto en términos de Requena: salir del laberinto no es sino acotar la entropía, dar con el camino del sentido obviando todos los demás.


Debemos por tanto dar una vuelta más a nuestra definición gráfica del patrón hipertextual hacia algo sin principio ni final, sin trayectos correctos o incorrectos. El hipertexto funcionaría, si tal oxímoron fuese posible, como un "relato sin clausura", de forma muy parecida a cómo se comporta la figura geométrica estudiada por el matemático alemán August Möbius en 1858, la cinta que lleva su nombre.




La banda de Möbius es una superficie geométrica curiosa, sin principio ni final, en donde todo eje perpendicular trazado que se desplace paralelamente a la cinta llegará al punto de partida, pero con la orientación invertida. De forma similar, el hipertexto no ofrece puntos de inicio ni cierre, es una constante sedimentación de sus propios componentes sobre si mismos, combinadas las capas como el lector quiera.


Christian Felix Klein, también matemático alemán, concibió una figura (la célebre "botella de Klein") sin derecho ni revés, sin interior ni exterior. Esa es, para mi, la delimitación gráfica más adecuada para el comportamiento de una narración hipertextual pura.


Volvamos a la concepción requeniana trascendental del relato. La narración mítica configura un espacio cosmológico, un espacio modelo, reflejo del deber- ser del devenir del presente social de la civilización que lo conforma y lo transmite a si misma. La narración hipertextual se opone radicalmente al sentido de la narración mítica. Y esta nueva forma de narración se consolida, con precedentes, en un momento muy concreto, en nuestra contemporaneidad posterior al segundo conflicto mundial.

¿Es el desarrollo del hipertexto -la aniquilación, por tanto, del sentido de narración clásico- un síntoma definitorio de la profunda crisis de representación nuestro presente que observa el propio Requena, incapaz de generar símbolos consistentes, relatos míticos sólidos?

Desconozco siquiera la importancia de esta pregunta. Pero, para mi, sí es cierto que la estructura narrativa hipertextual es una estructura, psicótica, pues genera un doble espectral y corrupto de ella misma: es una estructura que denega la propia existencia de la estructura narrativa.

sábado, 15 de marzo de 2008

Rayuela e Si una noche de invierno un viajero...



Pensando en lo que Joel decía sobre la novela de Calvino en su blog, creo que la propuesta de Cortázar es diferente a la de Italo Calvino. Esta segunda es de naturaleza mucho más coherente con la deconstrucción de la linealidad del sentido narrativo que la de Rayuela, que sólo deconstruye la linealidad del sentido de la lectura.

Lo más curioso es que el contenido narrativo de Rayuela es muy disperso, poco pragmático. Hay capítulos que sólo consisten en la cita de un libro, capítulos que interrumpen la narración de la historia de su anterior y de su consecutivo, etc. Quiere decirse que se da una paradoja curiosa; mientras que rompiendo el sentido de la lectura mantiene Rayuela la secuencialidad de sus capítulos, a nivel de contenido genera una maraña caótica que sí se parece mucho al hipertexto.