que al multiplicarse sobre el lienzo blanco, congestiona la mirada, imposibilitando centrar la atención del espectador. Algo parecido intentamos perfilar con la metáfora del mar, lleno de botellas.
miércoles, 7 de mayo de 2008
Estrépito in crecendo. El hipertexto en la economía de la atención
que al multiplicarse sobre el lienzo blanco, congestiona la mirada, imposibilitando centrar la atención del espectador. Algo parecido intentamos perfilar con la metáfora del mar, lleno de botellas.
lunes, 28 de abril de 2008
Sobre un inicio para la lectura hipertextual
En la última sesión presencial, a propósito de la cinta de Möbius, que no tiene principio ni final, llegamos tras larga discusión a concluir que la lectura hipertextual sí tiene principio. Comparte la característica de infinitud de su recorrido, pero tiene un inicio.
Creo que deberíamos matizar esta cuestión. La lectura del hipertexto tiene lo que podríamos llamar un "punto de ataque" al corpus indefinido del hipertexto. Un resquicio, un arañazo sobre su superficie desde el que empezamos la lectura. Es evidente que no podemos leer sincrónicamente un cuerpo infinito desde todas sus partes, necesitamos comenzar, de entre todos los segmentos posibles, por una lexia en concreto.
Por lo que el hipertexto tiene un inicio inmotivado, azaroso, "uno cualquiera" de entre múltiples posibles. Tiene un inicio indefectible en tanto dispositivo, en tanto artefacto, pero no en tanto a su propia lógica estructural.
El hipertexto tiene un inicio, de lo que carece es de un inicio concreto. Como si pudiésemos comenzar un libro sorteando sus páginas al azar, parando en una cualquiera, comenzando por un párrafo cualquiera y por una línea cualquiera.
lunes, 21 de abril de 2008
Tranqui, colega, el hipertexto es el culpable
De todos será sabida la ironía y el labrado sentido del humor que plagan sus temas (para muestar un botón: "nada es lo mismo que nihilismo (bis) /¿usted no nada nada?/es que yo no traje traje") Pues ahora Siniestro deja la puerta abierta, le da la vuelta al micrófono como en aquel infame anuncio de teléfonos, y crea un apartado en su web ("dame una canción") cuya finalidad es llegar, mediante múltiples aportaciones libres, a una letra colectiva para un tema musical. A conformar de entre todos los textos recibidos, supongo que mediante un proceso de selección y filtrado que no aclaran, una letra, un texto frankensteiniano compuesto de múltiples fragmentos y aportaciones de autores diversos.
Redunda este ejemplo en ciertas características del hipertexto de las que ya hemos hablado: dilución de la figura del autor, maraña, erosión del sentido único, etc. etc.
Por si alguien quiere dejar su granito de arena a Julián, Soto, González y cía, aquí el link:
http://www.siniestrototal.com/cgibin/cancion.cgi
martes, 8 de abril de 2008
El concepto de orden y los perros pianistas
Koffka, Kurt, Principios de la psicología de la forma, Buenos Aires, Paidós, 1973, pág. 31
domingo, 30 de marzo de 2008
Intrucións finais de cara á fin do seminario
domingo, 23 de marzo de 2008
De la retícula requeniana a la cinta de Möbius: sobre la descripción gráfica del hipertexto
En el análisis que practica González Requena en su Teoría del texto predomina una concepción trascendental y antropológica del relato. El trabajo de Lévi-Strauss y otros antropólogos estructuralistas confirma que ninguna sociedad humana ha prescindido del relato mítico. Ninguna. Y es en el relato, en su reflejo, donde comienza la generación del cosmos, "cosmos", en tanto espacio humano de sentido opuesto al "caos". Es precisamente en la estructura de férrea imbricación causal del relato mítico donde se originaría un espacio que el sujeto encuentre orientable y que suture su encuentro con lo real. El orden unívoco de la estructura mítica es radicalmente opuesta a lo azaroso de lo real, generador de la angustia lacaniano por excelencia. Es en la previsión, en la aniquilación de la entropía, en la generación, en definitiva, del "sentido" -en su acepción más densa- en donde radicaría la utilidad antropológica del relato:
La narrativa hipertextual, por tanto, permutaría la retícula por el brochazo, el trayecto por el recoveco, el héroe por el lector.
Pero aún así no creo que el paralelismo entre el laberinto y el hipertexto sea demasiado acertada. En ambas estructuras se ofrece al lector la opción de "perderse". Pero mientras en la red hipertextual ese extravío de la senda rectilínea es posible, en el laberinto es indeseable. Pues en la estructura ludológica que plantea todo laberinto, la clave está en buscar la salida. En encontrar, de entre todas las opciones posibles, aquella que ofrece el trayecto correcto, desechando las demás. En la lógica laberíntica funciona constantemente el señuelo donde distraer al lector- usuario de la opción correcta.
El lector de un laberinto plantea, de forma parecida al videojuego, un relato individualizado; la historia de su propia fuga vicaria. No pocos relatos clásicos plantean el trayecto heroico como la salida de un laberinto. En buena lógica a lo anteriormente expuesto en términos de Requena: salir del laberinto no es sino acotar la entropía, dar con el camino del sentido obviando todos los demás.
Debemos por tanto dar una vuelta más a nuestra definición gráfica del patrón hipertextual hacia algo sin principio ni final, sin trayectos correctos o incorrectos. El hipertexto funcionaría, si tal oxímoron fuese posible, como un "relato sin clausura", de forma muy parecida a cómo se comporta la figura geométrica estudiada por el matemático alemán August Möbius en 1858, la cinta que lleva su nombre.
La banda de Möbius es una superficie geométrica curiosa, sin principio ni final, en donde todo eje perpendicular trazado que se desplace paralelamente a la cinta llegará al punto de partida, pero con la orientación invertida. De forma similar, el hipertexto no ofrece puntos de inicio ni cierre, es una constante sedimentación de sus propios componentes sobre si mismos, combinadas las capas como el lector quiera.
Christian Felix Klein, también matemático alemán, concibió una figura (la célebre "botella de Klein") sin derecho ni revés, sin interior ni exterior. Esa es, para mi, la delimitación gráfica más adecuada para el comportamiento de una narración hipertextual pura.
Volvamos a la concepción requeniana trascendental del relato. La narración mítica configura un espacio cosmológico, un espacio modelo, reflejo del deber- ser del devenir del presente social de la civilización que lo conforma y lo transmite a si misma. La narración hipertextual se opone radicalmente al sentido de la narración mítica. Y esta nueva forma de narración se consolida, con precedentes, en un momento muy concreto, en nuestra contemporaneidad posterior al segundo conflicto mundial.
¿Es el desarrollo del hipertexto -la aniquilación, por tanto, del sentido de narración clásico- un síntoma definitorio de la profunda crisis de representación nuestro presente que observa el propio Requena, incapaz de generar símbolos consistentes, relatos míticos sólidos?
Desconozco siquiera la importancia de esta pregunta. Pero, para mi, sí es cierto que la estructura narrativa hipertextual es una estructura, psicótica, pues genera un doble espectral y corrupto de ella misma: es una estructura que denega la propia existencia de la estructura narrativa.
sábado, 15 de marzo de 2008
Rayuela e Si una noche de invierno un viajero...
Lo más curioso es que el contenido narrativo de Rayuela es muy disperso, poco pragmático. Hay capítulos que sólo consisten en la cita de un libro, capítulos que interrumpen la narración de la historia de su anterior y de su consecutivo, etc. Quiere decirse que se da una paradoja curiosa; mientras que rompiendo el sentido de la lectura mantiene Rayuela la secuencialidad de sus capítulos, a nivel de contenido genera una maraña caótica que sí se parece mucho al hipertexto.