lunes, 28 de abril de 2008
Sobre un inicio para la lectura hipertextual
En la última sesión presencial, a propósito de la cinta de Möbius, que no tiene principio ni final, llegamos tras larga discusión a concluir que la lectura hipertextual sí tiene principio. Comparte la característica de infinitud de su recorrido, pero tiene un inicio.
Creo que deberíamos matizar esta cuestión. La lectura del hipertexto tiene lo que podríamos llamar un "punto de ataque" al corpus indefinido del hipertexto. Un resquicio, un arañazo sobre su superficie desde el que empezamos la lectura. Es evidente que no podemos leer sincrónicamente un cuerpo infinito desde todas sus partes, necesitamos comenzar, de entre todos los segmentos posibles, por una lexia en concreto.
Por lo que el hipertexto tiene un inicio inmotivado, azaroso, "uno cualquiera" de entre múltiples posibles. Tiene un inicio indefectible en tanto dispositivo, en tanto artefacto, pero no en tanto a su propia lógica estructural.
El hipertexto tiene un inicio, de lo que carece es de un inicio concreto. Como si pudiésemos comenzar un libro sorteando sus páginas al azar, parando en una cualquiera, comenzando por un párrafo cualquiera y por una línea cualquiera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Pues claro que la lectura de un hipertexto tiene un inicio... un río en base teórico-idílica es una corriente de agua que dura infinatamente cuyo agua se renueva siempre pero siempre hay un momento en el que te puedes bañar. Podrías acompañar a esa cantidad de agua hasta la desembocadura en el mar y durar eternamente en el ciclo de agua, cambiando de estado, tiempo, lugar... pero el momento en el que habías comenzado a zambullirte es el que marca el inicio de tu contacto con aquella corriente de agua.
...como caer en una red. Al estar dentro se está inmerso dentro de una estructura que al moverte un poco sin rumbo definido al parecer es imposible volver al punto inicial. No quiere decir que nunca comenzamos. En efecto no hay una "salida" específica como en una carrera, pero hay inmersiones que marcan un punto de arranque en una red.
joel
Ten un principio para o autor, un calquera. Comeza con unha letra, unha palabra que el mesmo pode continuar ou pode deixar que outro, un individuo distinto que decide a xogar e coloca outra palaba, unha frase (cadavre exquisito) e así ata onde queira o primeiro, o segundo, o terceiro...
Ten un punto de partida para o lector coa libertade inmensa de que o inicio non ten que coincidir coa primeira idea creada por alguén. Eu entro no contexto dun outro a través dun buscador, dun intermediario que me indicara unha zona de acceso, ¿en que se converte ese porta?
mol
Publicar un comentario