Antes de incorporar la oportuna entrada sobre Rayuela, me gustaría dejar constancia de un libro bellísimo y asombroso, "El dos azul". Una obra exquisita, que exige una gran sensibilidad para ser apreciada. Más próximo a una obra de vanguardia escultórica que a un libro infantil -formato bajo el cual se vende- esta obra de David A. Carter nos dará, creo, ciertas claves válidas para aclarar ciertos preceptos de nuestro análisis de Rayuela.
"El dos azul" es la segunda parte de "Un círculo rojo", cuyo funcionamiento era análogo. El niño se enfrenta al libro, lo abre y ante él se despliega una fantástica composición de papel que, en alguno de sus recovecos, esconde un pequeño "2" de color azul -un círculo rojo, en la primera versión- que el niño debe descubrir girando y mirando la escultura por cuantos ángulos pueda ser mirada. Aunque el único texto -entiéndase "texto" en su sentido más tipográfico- que acompaña a las esculturas son pareados asonantes que dan pistas vagas sobre la ubicación del escurridizo número ("Viaja en un barco con gozo/un dos azul en dos trozos", etc.) es indudable que el libro plantea, con su reto, cierta estructura narrativa. El lector debe hacer un esfuerzo por encontrar el libro, por completar la laguna de la dialéctica ausencia/presencia, "no hay un dos- ahí está el dos". Una elemental trama de descubrimiento no exenta de cierto suspense.
No habrá dos lecturas del dos azul iguales. Mientras que unas esculturas resultarán fáciles para este niño, para el siguiente serán las más complicadas, etc. Ni siquiera hay que encontrar todos los doses para llegar a la última de las esculturas, compleja, pues el "2" se forma por mediación de las sombras de la cartulina. Sin duda muchos niños -he de confesar que fue también mi caso- abren compulsivamente el libro, deslumbrándose con cada nuevo despliegue de cartón, sin encontar el dos previo al consecutivo. Seguro que, vistas todos los desafíos -auténticas "pantallas" de videojuego- se ha tenido que volver atrás para localizar el par de doses escurridizos.
He ahí una característica importante: no hay una hoja de ruta unívoca. Uno se puede perder en "El dos azul". No es indispensable seguir un orden, no existe ningún gradiente de dificultad en ascenso, no existe ninguna estructura diacrónica que seguir fielmente para completar la lectura satisfactoriamente. Basta, es sencillo, con localizar todos los doses.
Aunque toda obra artística es "interactiva" - si yo no interactuase con "Ulysses" no podría emocionarme con Molly Bloom- la lectura que plantea "El dos azul" -el libro infantil en general- crea una interactividad muy diferente a la del libro en sentido restricitivo; crea una interactividad con una vertiente mucho más física, del contacto y los sentidos. Y de ahí, lo veremos con "Rayuela", la importancia del soporte a la hora de determinar la obra hipertextual.
"Un dos azul" es un libro, con una cierta estructura narrativa, acabamos de verlo, pero es también un libro-juego, un libro-tablero. Transmuta el concepto tradicional "libro" en otra cosa, en un artefacto que tocar y mover.
Y esa lectura que incorpora el tacto transmuta a su vez el propio concepto de lectura para llegar a otra relación diferente con el soporte "libro", con el objeto compuesto de hojas encuadernadas.
"Lectura" es, en propuestas como esta, una palabra semánticamente rica, poliédrica, fenomenológicamente multisensorial -aún con un predominio abrumador de la vista-
Desde el concepto tradicional, seguramente podríamos afirmar que "no se puede leer el dos azul". Se puede jugar con él.
¿Y es la propuesta de Cortázar muy distinta a este libro?
3 comentarios:
deixo o seguinte enderezo:
http://portal.educ.ar/debates/educacionytic/debate/mezcla-de-libros-y-blogs-los-blooks-nuevos-generos-literarios-en-ciernes.php
Aquí deixo o seguinte enderezo dun documento no que se fala de hipertexto, distintas formas de narración, algunha cuestión historica e evolutiva do formato hipertextual:
http://www.ldc.usb.ve/~abianc/hipertexto.html
mol
Saco una serie de conclusiones que pueden servir para comprender el hipertexto, sin que este libro sea un ejemplo claro:
- es fundamental la interactividad. El otro (lector) se convierte en autor o intérprete cuando tiene que participar. La diferencia entre uno y otro permite estar más cerca o lejos del hipertexto.
- Te puedes perder en este laberinto quiere decir que hay múltiples posibilidades. Aunque siempre llegas a casa, y eso lo hace previsible y falto de alternativas a lo que ofrece el libro.
- No hay hoja de ruta. Tú eliges, y es ahí cuando marcas tu propio camino y ya has elaborado tu propia secuencia, dentro de las posibilidades que te ofrece el autor.
- No habrá dos lecturas iguales. Eso quiere decir que hay tantas lecturas como intérpretes y es ahí donde reside la riqueza de este libro y lo que le confiere una característica próxima al hipertexto.
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